LA CONFERENCIA EPISCOPAL:
El presidente de la Conferencia episcopal,
Vicente Enrique y Tarancón (Burriana, Castellón, 1907 - Valencia, 1994), afirma
en noviembre de 1974, tras el nombramiento del nuevo presidente del gobierno, Carlos
Arias Navarro, en el acto de inauguración de la asamblea plenaria de la Conferencia
Episcopal, encargada de estudiar el tema de la reconciliación, que “estamos dispuestos a prestar la colaboración
que puede pedirse a nuestro ministerio apostólico, para que, en orden a un
desarrollo político, todo se resuelva con realismo y justicia, para que se
superen las divergencias extremosas y se dé paso a una sociedad más unida,
próspera y en paz”.
AÑO SANTO DE LA RECONCILIACIÓN:
Por otra parte, la Comisión Española “Justitia
et pax”, organismo nacional integrado en el ámbito vaticano a través de la Conferencia
Episcopal, consigue reunir 150.000 firmas (otras treinta o cuarenta mil firmas
no se han podido incorporar por faltarles el D.N.I.), que envuelven en paquetes
de 500 pliegos hasta formar un bulto de dos metros de alto, pidiendo la amnistía
para los presos políticos, gracia que esperan obtener del Jefe del Estado,
Francisco Franco. Es una idea surgida en 1973, y que finalmente, presentan el documento
el 28 de noviembre de 1974 en el plenario de obispos, reunidos desde el día 25 en
el Pinar de Chamartín (Madrid). Lo que diferencia ese escrito de otros muchos de
la época, es que no lo firmaban “los mismos de siempre”. Un simple párrafo con
la solicitud de amnistía para exiliados y presos políticos como mejor medio de
honrar el “Año Santo de la Reconciliación” proclamado por la Iglesia para 1975.
Es
en el otoño de 1973, cuando “Justitia et pax” se planta qué iba a hacer en el
“Año Santo de la Reconciliación”. Un estudio sobre la amnistía preparado por la
Comisión, se remonta a tradiciones milenarias para justificar esa amnistía (que
etimológicamente significa “olvido de las ofensas”). La Comisión Nacional
designó a su presidente, Joaquín Ruiz Giménez Cortés (Hoyo de Manzanares,
Madrid, 1913 - Madrid, 2009) para que presentara la decisión pro-amnistía a la
Comisión Pontificia de Roma (la idea entraba dentro de la idea de Pablo VI de
crear un organismo, a raíz del Concilio Vaticano II para trabajar por la
justicia, la paz, el desarrollo y los derechos humanos).
El día 25 de abril de 1973, se reúnen en Madrid los coordinadores para aprobar el texto definitivo de la carta que se presentaría al cardenal Vicente Enrique y Tarancón, presidente de la Conferencia Episcopal, con el ruego de transmitirla al Jefe del Estado. La campaña comenzó en mayo, pero recibió un empujón formidable cuando el Sínodo lanzó al mundo su mensaje sobre la reconciliación.
El día 25 de abril de 1973, se reúnen en Madrid los coordinadores para aprobar el texto definitivo de la carta que se presentaría al cardenal Vicente Enrique y Tarancón, presidente de la Conferencia Episcopal, con el ruego de transmitirla al Jefe del Estado. La campaña comenzó en mayo, pero recibió un empujón formidable cuando el Sínodo lanzó al mundo su mensaje sobre la reconciliación.
LA CARTA:
La carta que se presentó era la siguiente:
Los que suscribimos esta carta, somos
conscientes de que la auténtica reconciliación humana, que la Iglesia propugnó
como uno de los aspectos esenciales de este Año Santo -a celebrar en 1975-, exige una superación
de las causas de división y enfrentamiento entre los hombres, sean cuales sean
sus opiniones y creencias. Por ello, anhelamos vivamente que, por mediación de
Vuestra Eminencia, como presidente de la Conferencia Episcopal Española, se
obtenga del Jefe del Estado una amnistía general para los exiliados y
los presos o sancionados por hechos de intencionalidad política o de objeción
de conciencia. Añadiéndose a ello la necesidad de conseguir “un efectivo
reconocimiento jurídico de los derechos humanos de reunión, asociación y
expresión, así como los de las minorías étnicas existentes en nuestro país”,
según las orientaciones del pensamiento cristiano y los textos jurídicos
internacionales suscritos por el Gobierno español.
MARIANO
GAMO:
Dentro de estos acontecimientos, el párroco
de Nuestra Señora de la Montaña de Moratalaz
(parroquia que se fundó en el verano de 1964, abarcando una demarcación de
5.000 habitantes del distrito madrileño de Moratalaz), Mariano Gamo (Tamajón, Guadalajara, 1931) que, a
pesar de la negativa gubernamental, en 1971 es restituido a su destino, por el
nuevo cardenal de Madrid, Vicente Enrique Tarancón, después de haber sido
encarcelado, comienza una campaña en dicha parroquia para pedir la amnistía de
los presos políticos. Dentro de dicha campaña, crea una canción que se cantará
en los actos que allí se organizan, así como en las catequesis parroquiales.
Mariano
Gamo, que la solidaridad con la clase obrera le surge tras su incorporación a
esta parroquia, ofrece dicha parroquia a organizaciones clandestinas durante el
franquismo, como CC. OO., y su práctica pastoral se abre a las necesidades de
los feligreses. Él entendía que había que actuar conforme al Concilio Vaticano
II y los Derechos Humanos, y pedía la amnistía para los presos políticos,
durante sus catequesis. Pasó tres años en la cárcel, y tras salir de prisión,
se reintegró en su parroquia, aunque tuvo que impartir la homilía con la
policía presente en la iglesia: Los asistentes a la misa participaban con
riesgo, pero con la convicción de pertenecer a una Iglesia distinta a la del
nacionalcatolicismo, llegó a comentar Mariano Gamo.
LA CANCIÓN:
La canción “A Carabanchel” fue creada por Mariano
Gamo, para solicitar la amnistía de los presos políticos del franquismo. La
cantaba en sus catequesis, y era coreada por todos los niños que asistían.
En esta grabación podemos escuchar parte de ella:
La letra era la siguiente:
A
Carabanchel, a Carabanchel
a arrancar la amnistía
a romper la pared;
a Carabanchel, a Carabanchel;
a romper las cadenas,
y el fascismo también.
a arrancar la amnistía
a romper la pared;
a Carabanchel, a Carabanchel;
a romper las cadenas,
y el fascismo también.
Allí
están los que gritaron,
sin miedo nuestra verdad;
allí esperan nuestros presos,
la hora de su libertad.
sin miedo nuestra verdad;
allí esperan nuestros presos,
la hora de su libertad.
A
Carabanchel, a Carabanchel…
Ya
se acerca la hora gloriosa
de nuestra liberación;
el pueblo entero se alegra,
Peral precisa la unión.
A Carabanchel, a Carabanchel…
de nuestra liberación;
el pueblo entero se alegra,
Peral precisa la unión.
A Carabanchel, a Carabanchel…
Paseo
de Yeserías,
Zamora y Carabanchel;
Segovia, Cáceres, Burgos
Basauri, Soria y Jaén.
A Carabanchel, a Carabanchel…
Puerto de Santa María
Mahón, Teruel y Alcalá;
las cárceles del franquismo,
son estas y muchas más.
A Carabanchel, a Carabanchel…
Zamora y Carabanchel;
Segovia, Cáceres, Burgos
Basauri, Soria y Jaén.
A Carabanchel, a Carabanchel…
Puerto de Santa María
Mahón, Teruel y Alcalá;
las cárceles del franquismo,
son estas y muchas más.
A Carabanchel, a Carabanchel…
EL DISCO:
Aproximadamente en el año 1973, se edita en
Bélgica un disco sencillo (de 18 cm o 7 pulgadas), llamado “¡Libertad!”. Fue
editado por el “Comité Espagne Libre”, de Bruselas. En la cara A aparece la
canción “¡A Carabanchel!”, cantado por “A choeur d'enfants d'une banlieue ouvrière
de Madrid” (Un coro de niños de una barriada obrera de Madrid) y letra
atribuida a Juan Ruiz (pseudónimo de Mariano Gamo). En la cara B aparece el
tema “Que la tortilla se vuelva”, la canción formada por varias estrofas de
coplas y fandangos populares, que se recopilaron en el llamado “Cancionero de Einaudi”
(Canti della nuova resistenza spagnola 1939-1961, de Michele Straniero, Sergio
Liberovici. Giulio Einaudi editore, 1962) y que está cantada por el cantautor
belga Michel Noirret (o Noiret).
El disco se vendía a un precio de 85 francos belgas, destinados a colaborar con los presos políticos españoles, como a continuación dice el texto:
Este disco se vende en beneficio de los
presos políticos de España (que son muy numerosos a pesar de la propaganda
oficial) y sus familias.
En el interior del disco aparecen las letras
de las canciones en español y en francés. Y en la parte trasera de la carpeta, un
texto en francés y en valón, que nos dice:
La canción A CARABANCHEL fue escrita por
una persona que, a pesar de los supuestos cargos en España, desea ser conocida
solo bajo el seudónimo de Juan Ruiz. La interpretación se debe a un coro de
niños de un suburbio de clase trabajadora de Madrid. La grabación también
permite escuchar una manifestación que tuvo lugar en la estación de Chamartín, a
la llegada de un preso político, recientemente liberado.
QUE LA TORTILLA SE VUELVA es una canción
de la revolución española, cuyo autor sigue siendo desconocido. En el contexto
actual de España, su mensaje sigue muy vivo.
El disco se vendía a un precio de 85 francos belgas, destinados a colaborar con los presos políticos españoles, como a continuación dice el texto:
CARTEL DEL COMITÉ
|
COMITÉ ESPAÑA LIBRE (ASBL)
Rue Félix Delhasse, 22,
1060 - Bruselas
Tel.: 02/537 55 53.
Agradecemos a S.A. Microplus por su valiosa colaboración, así como a todos aquellos sin los cuales la edición de este disco no hubiera sido posible.
Rue Félix Delhasse, 22,
1060 - Bruselas
Tel.: 02/537 55 53.
Agradecemos a S.A. Microplus por su valiosa colaboración, así como a todos aquellos sin los cuales la edición de este disco no hubiera sido posible.
BIBLIOGRAFÍA:
DELGADO DE LA ROSA, Juan Antonio: Mariano
Gamo. Testigo de la transición. Cura obrero y marxista (Madrid: Endymion, 2012).
ISBN-: 978-84-7731-539-1
---. Mariano Gamo, testigo de un tiempo. Entre cristianismo y marxismo y viceversa. (Madrid: Endymión 2012).
---. Mariano Gamo, testigo de un tiempo. Entre cristianismo y marxismo y viceversa. (Madrid: Endymión 2012).
DISCOGRAFÍA:
VV. AA: ¡Libertad!, SP (Microplus - Micro
1076, 1973?).
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